Gonzalo Fernández de la Mora (El hombre en desazón)

En cuarto lugar, el hombre es un especialista en la violencia mental desde sus formas mas elementales, como la amenaza, hasta las más alambicadas como el lavado de cerebro y la inducción a la neurosis. La crueldad mental es, en algunos ordenamientos jurídicos, una figura delictiva. En este furor intelectual no se ha cesado de avanzar hasta alcanzar en el siglo XX cotas elevadísimas con la publicidad subliminal, el adoctrinamiento, y ciertos psicofármacos. Las técnicas proselitistas de algunas sectas son únicamente la punta del colosal témpano de compulsividad en que se aloja el hombre moderno. La publicidad comercial y la propaganda ideológica esclavizan. Ninguna otra especie viviente padece masivamente similares alienaciones internas. En consecuencia, la identidad personal del hombre es de una fragilidad extrema, y para ser él mismo ha de realizar un esfuerzo incomparablemente mayor al de cualquier otro animal superior. Y en el futuro se multiplicarán los obstáculos a la autenticidad. Como dijo el poeta inglés, se nace original y se muere plagio.

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