Francisco Umbral (Cela: un cadáver exquisito)

Cela y el dinero
Nunca he sabido si a Cela le interesabna o no le interesaba el dinero. Él lo despreciaba de palabra y despreciaba más aún al escritor que pretende cambiar su escritura por dinero. Sin embargo, nos cuenta que tuvo una niñez de rico y siempre me ha parecido que quiere seguir viviendo como tal. Pero la relación de Cela con el dinero no es clara. A mí, cuando menos, me parece contradictoria.
Su moral va contra el dinero y su literatura nunca ha pretendido ser muy comercial, sino que algunos libros se le han vuelto comerciales por sorpresa. Nadie le podría criticar que haya escrito una sola línea por dinero, aunque quizá todo sea más sinuoso. Yo diría que la literatura de Cela, cuando no da dinero inmediato es que está hecha para darlo a la larga. Y no me refiero aquí al capital de la consagración, aunque también, sino a ese efecto retardado de algo que se escribió un día líricamente y luego se comercializa sin saber cómo. Así, el libro sobre dibujos de Picasso, por ejemplo. Con Picasso como ilustrador cualquiera vende un libro. Lo que sí está claro es que CJC abandonó pronto la mera colaboración o la novela anual para hacer otro tipo de libros. Libros de lujo para gente de lujo. A mí me ha dicho más de una vez:
- No te juntes con los escritores Paco, que no tienen más que hambre.
Era una invitación implícita a frecuentar los ricos que frecuentaba él.
Por una parte anoto una pasión literaria que se decanta siempre por lo mejor. Y, de otro lado, asisto a sus frecuentes olvidos de la literatura para dedicarse a otros negocios. A pesar del premio Nobel, no creo que haya vivido nunca de escritor, teniendo en cuenta lo que asimismo me dijo en una ocasión:
- Me cuesta un millón diario abrir la tienda, Paco.
Hubo una época en que hasta tuvo un helicóptero para ir a dar las conferencias. Digamos que Cela es un millonario malogrado por la pasión de escribir.
Pero vocación de millonario tiene, desde luego, como la tuvieron, entre otros, Blasco Ibañez o Felipe Trigo. Claro que todo aquello era una influencia de los escritores mondaine franceses. Más que tener dinero, yo diría que a Cela le gustaba ganarlo. Y sobre todo gastarlo. Está muy lejos del buen burgués que se resigna a ir tirando. Cela lo que va tirando es la vida y el talento a manos llenas. Pero ha tenido la rara fortuna de que siempre hay alguien que le sufraga los caprichos. No se puede llamar avariento a un escritor que sólo hace novelas experimentales.

* Francisco Umbral (Los metales nocturnos)

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